jueves, 11 de junio de 2015

En esta eterna desolación del alma, te recuerdo olvidandote. Me recuerdo a mi misma, porque sólo es un espejo de mí. En una nostalgia, ya no en una pasión desgarradora.Recuerdo el calor de otro ser, otra existencia a mi lado mi cotideaneidad. No hay nadie que responda a mis preguntas que derrumbe mis certezas y que me diga cuantas cosas valiosas hay en mi. No hay nadie con quien acurrucarme. Y en esa dicotomia siempre de la singularidad y la pluralidad. Queriendo acercase pero alejandose. Queriendo ser igual pero siempre marcando su distinción. Tener una actitud positiva pero siempre renegando del grupo. Queriendo salir pero siempre entre cuatro paredes. En dualidad, en soledad. Tal vez es que es todo tan dificil y complejo, es la ciudad sos vos?, es que no hay nadie que te comprenda, es que no hay nadie con quien tengas empatia. Es que en el fondo siempre queres hacer lo que vos queres hacer. Es que no hay nadie, que sea tu espejo y entonces no queres entrar en esa enfermedad, en esa relacion enfermiza que solo te lastima el alma. Que ya no crees que la estabilidad y la felicidad sean posibles... o es que ya no te animas y permances en soledad, esa soledad comoda y socavadora. En la ansidad de siempre querer estar en otro lado en otro lugar con otra persona haciendo otra cosa, menos estar aca. Con esa ilusión de que algun día todo será eternamente perfecto. Que viviremos para la inmortalidad del amor, para la eternidad del alma. Que jamás dejaremos lo mundano y concreto para sumerginos en la nada de la soledad cotidiana.

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