sábado, 28 de agosto de 2010

Llevátelas, son tuyas

-¿Me amás?
- ... No sé
Mirada sombría, ojos turbios y fría como el viento. En pena, en indignación me quedo en el vacío como si la tierra se rajara en dos y quedara un abismo entre nosotras. Siento todo esto en esta incidiosa pregunta sin retorno que me lleva a una infinita oscuridad. Me encrispo aunque mis ojos están perdidos en el horizonte. Mirás para otro lado ¿qué me estás ocultando?. Yo tenía esta certeza de amarte, de quererte de sentrite mía pero ya no, ya no, ya no. Nunca estuviste ahi donde yo estaba con vos como si los extraterrestres te llevaran a otra galaxia en ese preciso momento. Yo ahí bien o mal, pero ahí con vos y si querías que me fuera podrías haberlo expresado. Éramos una contadicción mis cetezas, tus dudas, mi mar, tus montañas, tu ausencia y mi presencia y ahora estas dudas. Me las das a mí y yo no las quiero, NO LAS QUIERO ¿me oís? me escuchás?!?! porque parece que nunca te importo nada. Estuviste sola en tu desolación, en tu egoísmo. No quiero tus dudas, llevátelas, andate, te prometí un paraíso en la tierra, las caricias más suaves y delicadas, esas que uno sólo da cuando ama y vos pusiste dudas, dudas entre nosotras. Dudas, dudas, dudas y ahora es como si las pusieras en una cajita y las envolvieras con papel de regalo, no lo voy a aceptar. LLEVÁTELAS
-¿Qué es lo que no sabés? -pregunto en un hilo de voz-
Mi furia ya se descontrola tengo los ojos encendidos, pero yo sé que no vas a decir nada al fin y al cabo darte a vos o a la mesa es como lo mismo.
En una amargura absoluta, un dejo de agonía y una ira desbordante la mata.
- Nos hemos librado de las dudas, mi amor. Ahora estamos en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario